La finalidad de este blog es sin duda mostrar a todos una recopilación de los artistas que en el siglo XIX no fueron elegidos para mostrar sus obras en exposiciones oficiales de Paris.
Históricamente en 1863 mas de 3000 obras fueron rechazadas por el jurado del Salón de París, los artistas protestaron porque el jurado del Salón había rechazado mucho más de lo normal.

El emperador Napoleón III decretó que los artistas rechazados podían exponer sus obras en un anexo al Salón oficial. Pero aun así los críticos y el publico ridiculizaron a los rechazados y no se apreciaron obras como el Desayuno sobre la hierba de Édouard Manet, obras que en la actualidad son muy famosas.

HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC

Nació en el castillo de Albi el 24 de noviembre de 1864 en el seno de una familia de la nobleza. En su familia, los matrimonios se realizaban entre parientes para evitar las divisiones territoriales y la dispersión de la fortuna. Éste fue el caso de los padres de Henri, que eran primos. Este hecho condiciono la salud del artista.
Su infancia fue feliz hasta que, como consecuencia de la consanguinidad de sus padres, Toulouse-Lautrec padeció una enfermedad que afectaba al desarrollo de los huesos. Su constitución ósea era débil por lo que sufrió dos fracturas en los fémures de ambas piernas, que le impidieron crecer más, alcanzando una altura de 1,52 m.


Decidió ser pintor, y, con el apoyo de su tío, fue a vivir a París en 1881. Allí, fue alumno de Fernand Cormon. En el estudio de Cormon se hizo amigo de Vincent van Gogh.
La fascinación que sentía por los locales de diversión nocturnos le llevó a frecuentarlos con asiduidad y hacerse cliente habitual, todo lo relacionado con este mundo, incluida la prostitución, constituyó uno de los temas principales que ocupaban sus obras, el pintaba a los actores, bailarines, burgueses y prostitutas. A éstas las pintaba mientras se cambiaban, cuando acababan cada servicio o cuando esperaban una inspección médica…


Al contrario que los artistas impresionistas, apenas le interesó el género del paisaje, y prefirió ambientes cerrados, iluminados con luz artificial, que le permitían jugar con los colores y encuadres de forma subjetiva. Llegó a vender obras y fue reconocido.
Este mundillo de vicio y extravagancia fue un refugio para el, su minusvalía causaba rechazo en los salones. Criticaba a todos aquellos que reflejaban paisajes en sus cuadros, ya que él opinaba que lo que verdaderamente valía la pena eran las personas, el pueblo.


Tenía grandes problemas con el alcohol, lo que muchas veces derivaba en locura. En 1886 abandonó el estudio de Cormon y arrendó el suyo propio. El alcoholismo deterioró su salud. 

Y a partir de 1897 padeció manías, depresiones y neurosis, además de ataques de parálisis en las piernas y en un costado. Sin embargo seguía pintando aunque lo internaron en un sanatorio mental. Allí realizó una colección de pinturas sobre el circo.

Le dejaron ir a casa de su madre y el 9 de septiembre de 1901 murió postrado en su cama.